¿Eres editora? Entonces… ¿traduces?
Soy Adriana Almeida y este año cumplo nueve años en Santillana, de los cuales los primeros cerca de siete y medio trabajé como editora de lengua española. Pero mi carrera profesional no empezó por la edición. Al contrario, hasta los 25 años ni se me ocurría ser editora, incluso, no tenía ni idea de las cosas que hacía un editor. Lo único que sabía era que el español sería el alma de mi profesión. Y así fue.
Pero, ¿qué significa ser editor?
A mi madre le encanta decirles a todos a quienes conoce (y a quienes no conoce) que su hija es editora. Para ella es un motivo de inmenso orgullo. Pero cuando le pregunto “Mamis, ¿sabes al menos qué cosas hago?” Ella me contesta “Traduces…, ¿no?”. Y de nada sirve intentar hacer con que cambie su idea. Les sigue repitiendo a todos que soy editora… y que traduzco libros.
Pero estoy de acuerdo que no es fácil explicar el oficio de editor. Y porque siempre me he encontrado en situaciones como esa en mi trayectoria laboral (otras personas tienen la misma duda que mi madre), he creado una definición muy particular para esa función, con base en la experiencia adquirida con el paso del tiempo: el editor es el sastre del texto.
Sí, porque tenemos que buscar la cohesión y la coherencia textual, además de garantizar la unidad metodológica y didáctica de cada contenido que editamos. Y muchas veces esos contenidos son elaborados por un equipo muy grande de personas que tiene cada una su estilo de ver y recortar las informaciones del mundo en que viven. De ahí que reunimos y reordenamos todas esas distintas visiones del mundo para formar una verdadera colcha de retazos: el libro.
Y en tiempos de nuevas tecnologías e inmersión digital, decimos que el libro cambia de ropa y adopta más accesorios, pero sigue con la misma esencia y objetivo, el de enseñar con calidad y responsabilidad.
¿Y el último año y medio aquí en la editorial? Sigo como editora, por supuesto, pero ahora soy responsable por la producción de contenidos digitales en lengua inglesa y española de los sellos Richmond y Santillana. Voy a estar con ustedes mensualmente considerando asuntos de los más diversos. Por que enseñar lengua extranjera es más que tratar de reglas gramaticales y listas lexicales. Es abrir la ventana del mundo para que cada uno sea el sastre de su propia colcha de retazos.
¡Hasta el próximo mes!