¿Me das tu teléfono?
Pregunta tan común y de tan fácil respuesta. Quizás hoy en día se ha tornado más difícil a causa del número 9 que han agregado a todos los celulares de la región. Antes, como eran solo ocho dígitos, era muy fácil: bastaba recitarlos de dos en dos, sea como unidades, sea formando decenas (ocho seis, nueve ocho… u ochenta y seis, noventa y ocho…). ¿Y ahora con el nueve? ¿Unimos el 9 al primer número, el segundo al tercero y así sucesivamente? Ahí nos sobra un número al final y, lo peor, tenemos que aprender de memoria la nueva secuencia de números que difiere de la anterior, a punto tal que parece que estamos dando el teléfono de otra persona. Siempre nos queda la solución de decir el 9 solito al principio y repetir la secuencia a la que ya estábamos acostumbrados.
Sin embargo, quien llega al país encuentra otra dificultad: la costumbre de no mencionar al número 6 por su nombre, sino como meia. Pero ¿qué número es ese? Nunca lo había escuchado y, por lo que sé, la progresión numérica es la misma en todos los idiomas… Podemos pedir que nos repitan el número una vez, hasta dos, pero más que eso ¡qué va a pensar nuestro interlocutor! ¡Que no entendemos ni un número de teléfono! Con ese pensamiento, chau teléfono y chau contacto. Nuevos amigos solo son posibles si no tienen meia, perdón, 6 en el celular.